Hay cuatro tipos de galaxias:
Elípticas: tiene el perfil luminoso de una elipse. Contienen una gran
población de estrellas viejas y amarillas y algunas estrellas de nueva
formación, normalmente tienen poco gas y polvo.
Las galaxias elípticas tienen gran variedad de tamaños, desde gigantes a
enanas. Se supone que todas las galaxias elípticas gigantes tienen un agujero
negro supermasivo en su centro galáctico.
Espirales: Están esencialmente constituidas por dos elementos: un
núcleo esférico rodeado de un disco de materia, en el cual aparece una
estructura espiral. Hay una gran diversidad de forma, desde un núcleo enorme
rodeado de pequeños brazos espirales hasta un núcleo minúsculo con brazos muy
largos. Poseen estrellas de todas las edades y todas las masas, así como una
gran cantidad de gas y polvo. En el
disco existen brazos más luminosos donde se concentran las estrellas más
jóvenes y brillantes.
Galaxia espiral NGC 1232, situada a 100 millones de
años-luz, y
de un diámetro de cerca de 200 000 años-luz
Irregulares: presentan un aspecto deforme la mayor parte del tiempo, y
son muy ricas en gas y polvo. Pueden clasificarse en dos grupos.
En primer lugar, las galaxias que tienen un aspecto
irregular, pero cuya distribución de materia es en realidad muy regular como,
por ejemplo, las Nubes de Magallanes. Éstas están consideradas hoy como
espirales que no consiguieron acabar su formación.
El segundo tipo es el de las galaxias verdaderamente
irregulares, tanto desde el punto de vista visual como desde el reparto de
materia. Esta irregularidad puede tener diversos orígenes, como una fuerte
actividad en el núcleo, o bien una colisión pasada con otra galaxia.
La Gran Nube de
Magallanes, una galaxia irregular situada a 160.000 años-luz
de nosotros y
cerca de 30.000 años-luz de diámetro.