Los insectos gigantes
dominaron los cielos prehistóricos durante los períodos en los que la atmósfera
de la Tierra era rica en oxígeno. Sin embargo, la irrupción de las aves hace
150 millones de años provocó que su tamaño disminuyera. El motivo, ganar en maniobrabilidad
y ser capaces de dar esquinazo a sus principales depredadoras.
Los insectos alcanzaron
sus mayores tamaños hace unos 300 millones de años durante el final del
Carbonífero y principios del Pérmico. Este fue el reinado de las libélulas
gigantes depredadoras que alcanzaban una colosal envergadura de hasta 70
centímetros. La teoría más aceptada atribuye su gran tamaño a las altas
concentraciones de oxígeno en la atmósfera (más del 30%, comparado con el 21%
actual), lo que permitió a los insectos gigantes llevar suficiente oxígeno a
través de las pequeñas vías respiratorias que utilizan en lugar de pulmones.
Hace unos 150 millones de
años, el oxígeno aumentó de forma súbita, pero la talla de los insectos se hizo
más pequeña. Este fenómeno coincide con la evolución de los pájaros.
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